Cómo mover a un paciente encamado

23 de diciembre de 2021

Movilizar a pacientes encamados tiene una importancia trascendental en su salud. Explicamos cómo hacerlo de forma correcta y segura

Una de las labores de los familiares y/o cuidadores de los pacientes encamados es movilizar y acomodar al enfermo cada cierto tiempo.

Algo fundamental, no solo para que este se sienta cómodo y confortable, sino también para evitar la aparición de escaras y úlceras por presión y para mejorar el tono muscular y la circulación sanguínea.

Así que si estás a cargo de una persona con problemas de movilidad y quieres saber cómo mover a un paciente encamado de forma ágil y segura, toma buena nota de los siguientes consejos.

La importancia de movilizar pacientes encamados

Una correcta movilización del paciente encamado ayuda a:

-Aliviar del dolor.
-Prevenir la aparición de edemas e inflamaciones.
-Evitar úlceras por presión.
-Prevenir la aparición de problemas respiratorios asociados a la inmovilización, tales como las neumonías por aspiración y las atelectasias.
-Facilitar la correcta circulación de la sangre.

¿Cada cuánto se debe mover a un paciente encamado?

La frecuencia de movilización de una persona encamada variará en función del grado de inmovilización de esta. En el caso de que la inmovilización sea total los cambios posturales deberán realizarse, como mínimo, cada 2 o 3 horas.

Tras cada movimiento es fundamental revisar que la postura adoptada es correcta y que el paciente se siente cómodo en su nueva posición.

Cómo mover a un paciente encamado de forma segura

Lo primero que debemos saber antes de movilizar a un paciente encamado es cuál es su grado de movilidad y si este puede o no colaborar para cambiarlo de postura.

Independientemente de cuál sea su caso, antes de movilizar procederemos a informarle tanto del movimiento al que se le va a someter, como del procedimiento que se seguirá para ello.

Dicho esto, veamos cómo movilizar al paciente encamado, tanto si está en condiciones de colaborar, como si no puede hacerlo.

Si el paciente no colabora:

Desplazamiento del paciente hacia la cabecera de la cama

Para realizar esta movilización se recomienda contar con la ayuda de una segunda persona a la que pediremos que se coloque al otro lado de la cama.

Movilización sin sábana

1- Retiramos la sábana superior y la almohada.
2- Colocamos al paciente boca arriba con los brazos sobre el tórax.
3- Colocamos un brazo bajo la espalda del paciente y el otro bajo los glúteos.
4- Elevamos y desplazamos el paciente hacia la cabecera de la cama.
5- Recolocamos la cama y nos aseguramos que la sábana se quede completamente estirada sin arrugas.

Movilización con sábana

1- Retiramos la sábana superior y la almohada.
2- Colocamos al paciente boca arriba con los brazos sobre el tórax.
3- Ajustamos la sábana por debajo del paciente abarcando desde la cabeza hasta los muslos.
4- La sujetamos pegada a su cuerpo y la tensamos para evitar pliegues.
5-Elevamos y desplazamos el paciente hacia la cabecera de la cama.

Desplazamiento hacia el borde de la cama

1-Retiramos la sábana superior y la almohada.
2-Colocamos al paciente boca arriba con los brazos sobre el tórax.
3-Pasamos un brazo bajo la cabeza y el cuello del paciente hasta llegar al hombro más lejano y el otro bajo la espalda. Elevamos y desplazamos poco a poco el tronco hacia el borde.
4-Pasamos un brazo bajo la cintura y el otro bajo los muslos. Elevamos y desplazamos poco a poco la cintura hacia el borde.
5-Acercamos las piernas al borde la cama.

Incorporación del paciente

Si se usa una cama articulada:

1-Elevamos la parte superior a 90º.
2-Retiramos la sábana superior y la almohada.
3-Colocamos al paciente boca arriba con los brazos sobre el tórax y la pierna más alejada sobre la otra.
4-Pasamos un brazo por detrás del cuello para sujetar la espalda y el otro bajo las rodillas, mientras empujamos con la mano situada en la espalda para girarlo suavemente y sentarlo al borde de la cama.

*Durante este tipo de movilizaciones es muy importante revisar la aparición de mareos o vértigos y, en algunos casos, recurrir a almohadas o banquetas para los pies.

Si el paciente colabora:

Desplazamiento del paciente hacia la cabecera de la cama

Movilización llevada a cabo por una persona:

1-Retiramos la almohada y la sábana superior.
2-Colocamos al paciente boca arriba con las piernas flexionadas y los pies apoyados en la cama.
3-Le pedimos al paciente que agarre con las manos el cabecero.
4-Pasamos un brazo bajo el hombro y otro bajo los muslos.
5-Una vez que comencemos la movilización le pediremos al paciente que eleve la pelvis y la impulse hacia el cabecero.

Movilización llevada a cabo por dos personas:

1-Retiramos la almohada y la sábana superior.
2-Colocamos al paciente boca arriba con las piernas flexionadas y los pies apoyados en la cama.
3-Le pedimos al paciente que agarre con las manos el cabecero.
4-Un brazo lo pasamos bajo las axilas y el otro lo utilizamos para sujetar la espalda y la cabeza del paciente.
5-Una vez que comencemos la movilización le pediremos al paciente que eleve la pelvis y lo impulsaremos hacia la cabecera.

Incorporación del paciente

1-Retiramos la almohada y la sábana superior.
2-Colocamos al paciente al borde de la cama recostado de lado y con las extremidades ligeramente flexionadas.
3-Le pedimos que con el brazo más cercano al borde la cama, apoye el codo y la mano para impulsarse.
4-A su vez, le pedimos que apoye la otra palma para impulsar el tronco y sacar las piernas de la cama.
5-En caso de que sea necesario, le asistiremos colocando una mano tras los hombros y la otra bajo los muslos.

*Durante este tipo de movilizaciones es muy importante revisar la aparición de mareos o vértigos y, en algunos casos, recurrir a almohadas o banquetas para los pies.

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En el caso de que no te veas capacitado para asistir al paciente encamado o de que no encuentres a nadie que te ayude a llevar a cabo las movilizaciones entre dos personas, recurre a ayuda profesional.