Una rodilla electrónica para Carolina

Hay personas que no saben lo que significa rendirse. Personas que luchan, que superan momentos terribles, llenos de dolor, de miedo y de impotencia. Hay personas que hacen de la esperanza y el amor su motor de vida. Carolina García es una de ellas. En Ortoprono le ayudamos para que Carolina consiga, por fin, la vida que quiere: una vida normal.

Una acción tan cotidiana como ponerse de pie y andar en principio no tiene demasiado valor. Lo hacemos a todas horas, todos los días. Subir y bajar escaleras, llevar a los niños al colegio, hacer la compra, pasear. Rutinas, no es importante. No lo es hasta que no puedes hacerlo.

Carolina García está familiarizada con el dolor desde bien pequeñita. Cuando nació, a una de sus piernas le faltaba la tibia. Y a los pocos meses ya pasaba por la primera intervención de su vida. Luego vendrían muchas más.

A los 25 años Carolina lleva un aparato femoral que le recoge toda la pierna, desde la parte superior al pie. Le permite levantarse, pero necesita muletas. Además, pesa muchísimo y es recto, no tiene articulación. Un día, el aparato se rompe. Para arreglarlo, acude a Ortoprono. Pedro Izquierdo, Técnico Ortoprotésico, asume el caso de Carolina.

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Ortoprono es especialista en ofrecer soluciones ortoprotésicas que mejoran la calidad de vida de las personas

Ella recuerda su primera visita a Ortoprono y el encuentro con Pedro como uno de los días más importantes de su vida. Porque desde ese momento todo cambia. El equipo técnico de Ortoprono diseña una ortoprótesis específica para ella, que aloja su pie y agrega otro pie. Por primera vez en su vida, Carolina se ve de pie, sin depender del aparato femoral. Y va a la playa. Y se baña en el mar con su hijo. Por primera vez tiene la esperanza de caminar sin depender de ayudas,  salvaescaleras, o rampas de acceso.

Carolina se define a sí misma como una guerrera. Y vaya si lo es. Una guerrera que quiere llevar a sus niños al colegio. Hacer la compra, pasear con su marido. Que sabe lo que es el dolor y no le asusta. Una guerrera que no se rinde. Y que sabe que puede andar mejor, puede estar mejor. Toma la decisión de acudir a un médico para solucionar, de una vez por todas, su problema. A través del Hospital de Manises, Carolina se pone en manos del Dr. Cavadas.

Con varias intervenciones, Cavadas logra, tras amputar el pie de Carolina, reconstruir con él una rodilla. Y funciona. Consigue por fin tener movilidad. En Ortoprono el equipo sigue todo el proceso de cerca, proporcionándole en cada momento una solución para poder andar.

Hace apenas un año, Carolina resbala y todo lo reconstruido por Cavadas, se rompe. Carolina recuerda el dolor como inhumano. Ella, que lo ha sufrido prácticamente desde que nació.

A los 17 días le notifican que hay que volver a operar. Otra intervención, en la que amputan por el fémur. Ortoprono fabrica para ella un encaje provisional, con una rodilla, un pie y una cosmética con medidas equivalentes a la otra pierna. Carolina se ve de pie, caminando, con sus pantalones y sus zapatos por primera vez. La emoción es tan grande que ella, que ha desafiado al dolor, al miedo, a la duda, que es tan fuerte, se echa a llorar.

Pero algo no va bien. Le duele. Y es que debido a una pérdida de peso, el muñón pierde volumen y apoya en el hueso, lo que ha formado una úlcera. En Ortoprono, Pedro le aconseja volver a operar. Y de nuevo una intervención que, esta vez sí, es un completo éxito.

De nuevo se repite el proceso. Otro encaje, una rodilla hidráulica, otra cosmética. Rehabilitación y ejercicios para potenciar el muñón. Hoy por hoy, Carolina está en fase de prótesis definitiva.

«Una rodilla supone para mí la vida». Carolina se emociona cuando habla de la posibilidad de tener una rodilla electrónica. Una rodilla que le permite andar de manera natural, bajar escaleras y rampas, sentarse y estar de pie. Eso que la mayoría no valoramos y que sin embargo es tan importante.

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Las prótesis avanzadas buscan conseguir una marcha humana lo más parecido posible a la normalidad

Ortoprono es pionero en la Comunidad Valenciana y de los pocos en España que posee los conocimientos y la capacidad para colocar este tipo de prótesis avanzadas, cuya función es conseguir una marcha humana lo más parecido a la normalidad.

Y Carolina lo único que quiere es eso. Ser una madre normal, un ama de casa normal. Quiere ser independiente, para que en un futuro sus hijos no tengan que preocuparse por ella, porque saben que está bien. Que hace su vida. Una vida normal.

La rodilla de Carolina está valorada en 35,000 €. La C-Leg 4, de Ottobock, es una prótesis mecatrónica controlada por microprocesador.Pero ella lo tiene muy claro. «No sé si me costará 2, 3 o 5 años. Pero yo voy a conseguir mi rodilla». Con ella deja atrás años de impotencia, de dolor, de sufrimiento. Deja atrás la constante preocupación de su marido y sus hijos, deja atrás los quirófanos. Con ella mira adelante, a un futuro en paz, un futuro al que ella, como todos, tiene derecho.

Y para eso todos podemos ayudarle. Puedes colaborar contactando con ella a través de Facebook. Aportando un poquito, solo un poquito, conseguiremos para Carolina eso que en general todos tenemos, que no damos importancia y que sin embargo para ella ha sido y está siendo tan difícil de conseguir: una vida normal.

En Ortoprono nos comprometemos con las personas, con su bienestar, con su salud. Nuestra misión es ayudar a que Carolina, y todos aquellos que diariamente acuden a nuestros puntos de venta, puedan tener una mejor calidad de vida.

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